miércoles, 16 de octubre de 2019

La plaga


— ¡Pájaros!

Cuando me he vuelto, ya habíamos empezado a disparar. Una bandada de pájaros ha levantado el vuelo a escasos metros de nosotros. Las escopetas descargan con frenesí durante breves segundos. Marcos, el capataz da la señal de alto. Están fuera de nuestro alcance.

Asustada miro a Luis. Se acerca y me abraza.
—Os habéis vuelto locos. Son simples pájaros —dice Marcos.
—Todos los pájaros son peligrosos —replica Luis. —Todos.
—No hemos estado cerca, ¿verdad? —pregunto.
—Nunca se sabe —dice Luis. —Regresemos al rancho.
—No podemos volver. Faltan suministros, munición y comida. Tenemos que llegar al pueblo —responde Marcos.
—Estoy atemorizada —digo. —Volvamos

La comitiva da la vuelta. Marcos, el capataz, Luis, mi pareja, Héctor y Juan, los trabajadores del rancho y yo misma comenzamos a andar. Apenas nos separa media hora del que ahora es nuestro hogar, el Rancho Andino.
***
La pantalla del ordenador muestra el mismo aspecto que en los últimos días. Todo funciona. Puedo entrar en cualquier sitio y todo es correcto. Excepto por una cosa: la información no se ha renovado. En algunos casos las páginas muestran noticias de hace un mes. En las más actualizadas la información es de hacía quince días. Después nada. No hay nadie al otro lado. Da igual si consulto una página española, chilena, norteamericana o china. Las páginas siguen ahí, pero ninguna persona parece estar detrás. La tecnología se sustenta sola, sin humanos. Las Inteligencias Artificiales, las IA, mantienen el sistema. Pero los contenidos han dejado de añadirse. Todo parecía indicar que estamos solos en Rancho Andino. Solos en el mundo.

Eva me distrae de mis pensamientos. Gatea hasta mí y, satisfecha de su logro, sonríe. Con la sonrisa más maravillosa del universo, la sonrisa de un bebé, la sonrisa de mi hija. Luis entra en la habitación y uniéndose a la enternecedora escena me besa. En los últimos días estamos muy cariñosos.
***

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viernes, 12 de abril de 2019

Sonreímos sorprendidos

Apareciste doblando la esquina
Sonreímos sorprendidos
Tu marido te tomó del brazo y apretó el paso
Apenas fueron unos segundos
Suficientes para formar una huella persistente en mi memoria
Estabas muy guapa