Supe de tu triste final. Desde entonces desapareciste de mi mente. No eres una persona agradable cuya memoria guste evocar. Representas una buena parte de lo peor que hay en los humanos, sus peores vicios, la vanidad, la soberbia, la ambición desmedida, el desprecio por los otros. Decidí no pensar nunca más en ti. Pero la otra noche te cruzaste de nuevo en mi camino. Ebrio y delirante, salías de un bar y cuando nos reconocimos tardaste en reaccionar.
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