lunes, 12 de septiembre de 2011

Reina de Diamantes

Úrsula pidió un café, un zumo y un croissant al camarero. Había dejado el cuerpo muerto de Albert en el barco dos horas antes y ahora sentía una punzada de hambre. Sabía además que iba a necesitar fuerzas para las horas siguientes. El camarero de Le Parisien, diligente, atendió su solicitud y siguió limpiando las mesas para la llegada de los turistas...

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domingo, 11 de septiembre de 2011

Repulsión


Era obsesivo, escrupuloso y muy celoso. Con las personas y las cosas. Nadie había conducido su coche, usado una prenda suya o leído uno de sus libros. Unía a esto un finísimo oído que le hacía pasar las noches en vela, atento a los más débiles ruidos. Harta de él, su mujer comenzó a verse con otro hombre. Un día los esperó escondido en el cuarto de invitados. Clavó las uñas en las palmas de sus manos y apretó con desesperación las mandíbulas mientras oía angustiado su entrada en el portal, sus risas en la escalera, sus jadeos en el dormitorio, los viscosos sonidos del coito, el orgasmo de ella y el de él. Aterrado oyó a su mujer asearse y luego al hombre ducharse y secarse con su toalla y temió lo peor. Con exquisita precisión escuchó la dentadura del hombre siendo frotada por las cerdas de su propio cepillo de dientes. No pudo más. Vencido por el asco y congestionado por la insoportable tensión, cayó al suelo muerto.

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miércoles, 17 de agosto de 2011

El churro

De mediana edad, mediana estatura y mediana inteligencia, perseverante hasta la obcecación, moderadamente emprendedor, algo estrafalario, hombre de pocas palabras y escasos gestos, el gallego Nogueira había abandonado su tierra natal como tantos otros paisanos antes que él, buscando el trabajo y la prosperidad en la década de los ochenta. No había elegido, sin embargo, Alemania o América como era lo habitual, sino que atendiendo a su singular instinto se había encaminado al sur, a la malagueña Costa del Sol.

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viernes, 24 de junio de 2011

Mi viaje a Etiopía


Cuando mi hermana Miren me anunció que iba a Etiopía de cooperante durante 5 meses cambié mis planes y decidí ir a visitarla alejándome por unos días de mi mujer y mis hijas. Este es el diario de mi viaje de dos semanas a tan remota tierra donde cada día pasa algo. Agradezco a Miren (te quiero) todo su soporte material y emocional. También a la adorable Eva, cooperante y compañera de piso de Miren ( I miss you so much, Eva). Coincidí en fechas con Chelo y Gisela y realizamos parte del viaje juntos. Sin su apoyo todo hubiera sido mucho mas complicado. Agradezco a Kine, Tomi, Azeb, Bocat, Rogel, Melaku, Bety, todos los conductores y cobradores de autobús y todas las maravillosas personas etíopes que han hecho que este viaje sea tan distinto para mí.
6-6-2011. Camino de Wondo Genet.

El autobús que nos lleva a Gisela, Chelo y a mí, circula por la sabana africana. Hay pocos árboles. Alguno muy grande y antiguo. El color es amarillo grisáceo y hay abundante matorral. El terreno es muy llano y la carretera es ancha de dos carriles con muy pocos vehículos. Está muy tranquila, pero la salida de Addis ha sido caótica. Mucha gente a los lados de la carretera, las mujeres vestidas con colorido africano y muchos hombres también. El campo está siendo labrado con arado romano. Hay mucho ganado: vacas y cabras. Ocasionalmente se ven marabúes y garzas. Hace poco hemos visto una manada de camellos.
Ahora pasamos por una zona de enormes y modernos invernaderos. Una parte de las construcciones son las tradicionales chozas redondas africanas de adobe y techo de paja. En los pueblos predominan las chabolas de adobe, planta cuadrada y techo de lata. Y gente, siempre mucha gente. En el autobús todos van vestidos a la occidental. Más de la mitad tiene móvil.
En conjunto, en el paisaje, las personas, el autobús, hay una mezcla de tradicional y moderno, donde lo que predomina es el cutrerío del subdesarrollo.

Addis es una ciudad enorme, llena de gente. Nosotros vivimos en Bole, el barrio del aeropuerto cerca de Bole Road, una gran avenida moderna con edificios altos y centros comerciales. Sin embargo no debe dar la sensación de plenamente homologable con Europa. Socavones, charcos y tramos sin acera nos recuerdan la latitud y longitud en que nos hallamos. La cudad es amable y segura.
El resto de la ciudad está plagada de tiendas, cafés y gente deambulando. Por la noche la semioscuridad es ubicua...

viernes, 29 de abril de 2011

Pesadilla

El teniente me manda volver a la formación que ya había abandonado. Con calma me dirijo a él para explicarle que hace muchos años que terminé la mili y por tanto no tengo que volver a formar nunca más. Con la misma calma el teniente me dice que no voy a licenciarme en la puta vida si no vuelvo a la formación en este mismo instante. Toda la compañía me mira con cara burlona. Con una ansiedad creciente trato de explicar al teniente y al resto de la compañía que se equivocan, pero todos parecen dar por hecho que el errado soy yo. No lo entiendo muy bien, pero vuelvo a la fila.

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lunes, 25 de abril de 2011

Cuatro elementos y un teléfono

Herminio Gil miró con desánimo su nuevo lugar de trabajo. Un espacio de apenas un metro cuadrado separado por paneles de sus inmediatos compañeros. Doce personas como él trabajaban en la misma sala, llamada la pradera. Eran televendedores. Sus herramientas de trabajo consistían en una mesa, una silla, un ordenador y, lo más importante, un moderno teléfono dotado de un kit manos libres, listín para cien números, llamada a tres y un sinfín de funcionalidades que nadie había llegado a aprender. La desastrosa carrera profesional de Herminio Gil era acorde con sus aspiraciones profesionales.

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